30 de diciembre de 2010

Mi historia navideña.

Aunque esto ya lo hallan leído, dicho, ó escuchado en alguna otra parte desde hace años que la navidad dejó de significar lo que desde niño había significado para mí, este año de una u otra forma las cosas han comenzado a cambiar ó por lo menos eso parece, esta tarde mientras sonaban las parrandas de Billos Caracas Boys en casa, éste servidor comenzó a tararear una que otra estrofa. No soy un grinch -en lo absoluto- soy muy elena dejo que todos hagan lo que les parece mejor, con tal y no contaminen mi espacio puedo parecer innerte. 


Ahora bien, éstas navidades se sabe que las cosas no andan muy bien ¿cómo puedo decir eso? ¡Mi familia no hizo hallacas! tampoco es que sea un amante empedernido de las hallacas, ni de la comida navideña mucho menos la odio; yo soy muy -¿como decirlo?- "todo terreno" lo que me den es bueno, la verdad es que no tengo prejuicio alguno -en comparación con otros que solamente por llevar la contraria toman esta actitud- por eso no puedo darles nombres ni apellidos, no he identificado más de 2 prejuicios en lo que va de año.

Volviendo a la escena donde Carlos cantaba "Año nuevo, vida nueva... más alegres los días serán" mi afecto hacia ésta navidad se ha acrecentando, tomando en cuenta que hace dos años las navidades no fueron tan pomposas y el año pasado fue bastante duro; éstas sin duda me han hecho recobrar y pasar de vuelta la factura, muy a mi forma de ser estás navidades me recuerdan a las de hace 7 años atrás -donde yo jugaba con estrellitas y le tenía miedo a las "cebollitas"- todo con "itas".


Para mí el 31 de Diciembre consiste en tres cosas:

1- Ver a mi mamá vuelta loca tratando de que la comida esté lista, todos coman a tiempo, no abran las neveras, no se coman todo el pan de jamón, las carajitos dejen de corretear por la casa, la gente tenga donde sentarse, con quién hablar, qué escuchar, qué masticar, qué bailar y todos estén cómodos a la hora de ir a dormir mientras ella "suda la gota gorda" al mejor estilo de los programas para rebajar que presenta Venevisión.


2- Se habla de estreno, se habla de poner mi cuarto "patas pa' arriba". No es que me emperifolle locamente, ni mucho menos signifique que en estos días me den ganas de ponerme un traje para andar en casa, solamente me gusta estar "agradable a la vista" con algo que me guste y que me vaya bien; todo esto tiene su precio: a las 3 de la mañana cuando esté bien entonado lo más seguro es que me tropiece con mi colección de zapatos -ó con la de Colonias que van a la par-.

3- De las 12 am en adelante, si nadie se me atraviesa voy corriendo y así como el Carlos Angustia sale a pasear el Carlos Sufrido, recordar su cara en los muebles de la casa es casi inevitable, tanto así como lanzar la primera moqueada porque no estás, porque no estuviste y porque no estarás, desde allí lanzo plegarias al cielo, hablo solo hasta que alguien viene y me interrumpe.


El resto es historia, el resto ya pasó, hasta que se cumplan los 364 días restantes todo vuelve a ser igual. Es ahí cuando olvido que mi villancico favorito es El tamborilero con su "Rom pom pom pom" y la mejor anfitriona siempre será mi mamá.

No hay comentarios: